by - febrero 09, 2016

Llueve. La gente corre para no mojarse, y vos caminás sin mirar si hay charcos en el piso o lugar para pisar. Caen gotas grandes y chiquitas. Nadie las observa pero están. El día se hace oscuro y se torna casi todo gris. En cualquier sentido. Te tapás con la campera mientras vas camino a ningún lugar. Hundís el pie en el barro y te ensuciás. Estás manchada pero te da igual. Cuando te querés dar cuenta paró de llover y hay un arcoiris en el cielo, el día toma color otra vez y ni siquiera te diste cuenta. Pero te das cuenta cuando se vuelve todo gris pero no cuando mejora, porque te quedás con lo triste y no con lo feliz. Y así con todo.

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