by - abril 26, 2016

  Permanecías con esa seriedad que te caracterizaba, observando un punto fijo mientras dibujabas círculos en la superficie de aquel vaso transparente y vacío, tus piernas permanecían cruzadas sobre ese sofá negro, mientras tu brazo izquierdo reposaba sobre él. Me detenía a observarte, estaba estresada, pero vos no parecías estar de la misma manera.

  Una, dos, tres y más botellas alrededor, ¿cuántas habían ahí?, te levantaste y fuiste a la zona iluminada, prendiste un cigarrillo mientras mirabas el cielo gris que se veía esa noche, no parabas de pensar, no paraba de mirarte. Fui a hacerte compañía, me contaste que te sentías extraño, que esto no era lo mismo de antes, que todo cambió, incluso nosotros dos. Asentí con la cabeza, lamentablemente era cierto. Tu cara no se veía completa, las luces de colores se movían constantemente pero sabía que lo decías de verdad. Hablamos escasos minutos, no había mucho que decir; volviste a tu sofá favorito, pero sólo te paraste frente a él, dándome la espalda, mientras permanecías con los brazos cruzados. Realmente no entendía qué sucedía. Te llamé y giraste hacia mí, lo último que recuerdo fue que me sonreíste y pasaste por mi lado, sentí tu respiración en mi cuello y de repente todo se volvió negro.

You May Also Like

0 comentarios