Happy crime.

   Te voy a idealizar desde mi lugar. Te voy a creer bueno, te voy a creer perfecto, perfecto para mí. Vas a tener todo lo que siempre quise, todo lo que no supe que quería. Te voy a creer merecedor de todo mi cariño, conformándome con lo que me des, todo va a ser suficiente porque viene de vos. Y vos sos tan bueno, tan perfecto, tan perfecto para mí. Nada podría ser malo viniendo de tu parte, ¡porque desde acá te ves tan bien! 

  Te voy a querer compartir todo de mí, porque creo firmemente en que nadie se merece conocerme más que vos. Te voy a hacer protagonista de mi vida y todo lo que me suceda te lo voy a querer contar, porque sos mi amigo y la única persona a la que quiero. Te voy a contar con toda la confianza mis peores miedos, los más ocultos, los más chiquitos, los que más me desestabilizan en todo el mundo. Y vos me vas a decir que así estoy bien, y yo te voy a creer. Y el mundo se va a hacer un lugar más ameno, porque vos decís que así está bien. Porque si vos me elegís, así como soy, ¿cómo no voy a quererme?

Y cuando me pase algo que no sepa cómo manejar, te lo voy a contar. Y cada vez que te cuente acerca de la manera en la que te veo, me vas a bajar a tierra para decirme que no te idealice. Y yo voy a pensar en que ya te tengo allá arriba, y que gracias a tu infinita sabiduría ojalá llegue algún día yo también. 

  Y cuando vos me digas que no coincidimos, que soy aburrida, que somos diferentes, que ya no tenemos nada en común... no te voy a querer creer, porque te idealicé tanto que no voy a aceptar que lo que al principio era, hoy ya no es. Y cuando recuerde que vos tenés tu vida, y que vos no me necesitás como yo te necesito, no voy a querer pensar en nada. Porque cuando yo caiga en que planifiqué mi vida alrededor tuyo, pero quizás vos jamás alrededor mío, voy a pensar en que yo me equivoqué. ¿Cómo puede ser que la vida no sea estar con vos? 

 Tenés razón, ya no tenemos nada en común, pero ¿hace falta tenerlo? ¿O es sólo que intento decir que eso no es necesario para que podamos seguir en la vida del otro? Ya no siento lo mismo, y vos tampoco. ¿Es costumbre? ¿Mutamos a algo diferente? ¿Crecimos? ¿Por qué de repente entiendo que no podemos ser a pesar de que cuando estás, siento que lo podemos todo? Te quiero, te quiero tanto. A veces me desborda, y últimamente ya no. Me costó entender por qué vos lo entendías más fácil que yo, por qué a vos te resultaba tan fácil decir que no éramos más que dos personas queriéndose y pasando mucho tiempo juntos. Y te quiero, te quiero tanto. Fuiste una nueva forma de querer, una diferente, mejor, más tranquila. Donde no tenía que pensar a cada rato en si tenía algo mal, porque vos me querías de cualquier forma. Yo también te quería como fueras, aunque lo hayas demostrado más vos que yo. No sé cuánto tarde en entenderlo del todo, en poder verte tan sólo como un amigo, o como alguien con quien solía compartir todo lo que sentía. Lo que sí sé, es que no quiero sentir nada por nadie hasta que todo esto pase, trascienda a otras formas, donde me entienda y quiera mejor. Me dejaste allá arriba, no podría volver a aceptar menos de todo lo bien que me hacías sentir. Necesito duelar todo esto, aunque a veces piense que no lo necesito: ¿cómo no voy a hacer el duelo de todo lo que no pudimos?

   A veces olvido lo mucho que fuiste para mí. Al final todos los días fueron iguales a como son hoy, con la diferencia de que en muchos te quise. Te amé. Te amaba. Poco recuerdo el amor que te tenía y mucho de cómo me rompió. Habrán pasado casi setecientos días de ése día, y muchos menos de los que le siguieron, pero incluso los más cercanos dolían como si no hubiese transcurrido ninguno. Habré tenido más amores hasta hace no mucho, pero en esos casi setecientos días te volví a recordar. No desde lo que te amaba, sino desde lo que me rompía. Y aunque hoy te tenga de otra forma, mejor que la que jamás pensé tenerte, a veces vuelvo a recorrer todo ese camino en el que pensé permanecer para siempre. Nunca pensé qué habría más allá de vos, después de vos. Pero lo descubrí de una no muy buena manera: trayéndote a cualquier lugar, buscándote en cada multitud de gente. Todavía puedo recordar cómo me estremecía ver a alguien similar a vos, en cómo me desesperaba por hacer que siguieras estando. Pero en algún momento no quisiste estar más, y para cuando me di cuenta ya te habías ido hace tiempo. Qué difícil intentar diferenciar el tiempo, donde me quisiste y donde lo seguiste haciendo pero no ya como quería. 

   Siempre recordando la sensación de tenerte cerca y de todo el amor que me generabas. Pienso en cómo lo extraño y te extraño, o quizás sólo lo hago porque fuiste la única persona que me lo hizo sentir.

  Te confieso que nunca más pude volver a ese lugar donde nos dimos nuestro primer beso, y que cada vez que paso por la plaza donde nos reímos, me quedo observando hacia los bancos por un ratito, mientras recuerdo cada vez algo diferente y probablemente minúsculo de ese día: cuando te señalé mi casa, cuando miramos el cielo gris, cuando me quedaba mirándote mientras estabas distraído viendo hacia cualquier lugar. 

  No tengo ni la más mínima idea de cómo será tu vida ahora, sólo siento que te conocí mientras me dejaste. Te recuerdo por esos meses y probablemente te idealizo por la misma razón. Pero cómo extraño todo lo que sentía por vos y hoy sólo es nostalgia. Cualquier momento donde aparezcas sólo puede significar que en algún momento estuviste. Pero cada día en el que vuelvo a dejar atrás una y otra vez nuestro mejor lugar, se siente como volver a tener todo lo que nunca llegamos a ser.

   El mundo desde un corazón roto

  A veces intento mirar al mundo como es, pero definitivamente ya no es el mismo. Mis ojos cambiaron y ya no recuerdo cómo solía ser antes de que estuvieras. Todo está impregnado de vos porque te compartí todo lo que me hacía feliz y también lo no tan bueno. Ahora, es como verte en todos lados. Tu presencia ahora duele porque representa que ya no estás acá conmigo. Si me forzara a desacostumbrarte, sé que no podría. Simplemente tiene que el tiempo seguir pasando, tengo que construir una realidad nueva, donde vos podés seguir estando pero no como protagonista. Tengo que desarmar toda mi rutina para ir destejiendo tus recuerdos, aunque siempre vayan a estar. Al principio va a ser doloroso, no te voy a negar que voy a intentar traerte mil veces. A veces vas a asomarte por lugares imposibles y voy a dudar de si estoy tomando las decisiones correctas o no. Pero sé que la respuesta es sí, irse de un lugar que no avanza es mejor que perpetuar la incertidumbre. Pero sé que voy a ser incertidumbre todas esas veces donde me pregunte qué podría haber sido si hubiésemos hecho las cosas de otra manera, muchas de esas veces voy a querer volver y averiguarlo pero desde el momento en el que decidí avanzar, eso ya no existe. No puedo volver a un lugar que ya no es, y ciertamente jamás sabré si fue como lo sentía. Sé que en algún momento va a pasar cómo veo el mundo desde un corazón roto, pero cuando sienta que jamás voy a poder volverlo a conocer, voy a recordar que mis ojos del presente no son los mismos que voy a tener en un futuro. 

 ¿Qué te puedo decir? Pienso mientras dejé que pasaran oportunidades para decírtelo todo, porque sé que si te escribo por primera vez, soy capaz de recordarte para siempre.

 Qué difícil creer y no creer en el para siempre. Sé, estoy segura de que no existe, ¿cuántas veces lo creí?, y más allá de todas las frases bonitas que se escriben utilizando esas dos palabras (una así que decía algo como "sé que no te voy a querer para siempre, pero cuando estoy con vos, siento que sí."), sé por tantas repetidas experiencias que eso nunca sucede. Pero, al final termino creyendo nuevamente, quizás por ilusión, o porque no me sale no creer. De todas maneras, sé que si te escribo vas a ser para siempre. Porque jamás voy a borrar lo que sentí. 

  Hay algo en vos que atrajo todo de mí desde que te conocí. De esas personas que sé con certeza que van a terminar significando algo grande en mi vida. Creo que no me equivoqué, pero ¿cómo te lo digo sin que vuelvas a pensar que me volví a confundir? Estoy segura de que te quiero, y aunque quisiera que fuera para siempre, hay algo que constantemente me recuerda que no, que es sólo para un rato.

  Contradice todo de mí quererte sólo por un rato. No me sale, no soy eso, no soy así. Aunque vos y yo nos hayamos cansado de decírmelo más de una vez. No lo entiendo, aunque me comporte como si sí. Incluso si me lo creo por un rato, termino volviendo a imaginarnos para siempre. 

  Cuando pienso en qué te puedo decir, pienso en qué te puedo decir que ya no te haya dicho de alguna manera. Creo que esto es un intento de eso, de que quizás me entiendas, y me entienda. Como un último esfuerzo por un final irreversible que está por acontecer. Un final inevitable y esperable, que incluso al estar esperándolo desde que me enteré de su cercanía, no se siente nada demasiado doloroso. Anestesiada quizás hasta que me dé cuenta, o porque simplemente la historia se repite de nuevo, como todas las demás veces. Siento una increíble contradicción al esperar que se termine y queriendo creer que no va a pasar, aunque estemos a punto.

  Siento que sentir tanto es contraproducente cuando vos no sentís nada. O eso decís vos, que no tenés sentimientos. Pero yo creo que tenés un montón de sentimientos, si es que no te veo como te quiero ver. Es un sentimiento una mentira (o porque siento que no puede ser verdad todo lo que me decís), e incluso las veces que estamos juntos. Por no querer estar solo, quizás, pero eso también es un sentimiento. Creo que estás lleno de ellos, incluso si me decís que estás vacío (que también lo es). Pero cómo te explico que aún y cuando te convenzas de no sentir nada, estás sintiendo todo el tiempo y desearía que sintieras algo por mí. Quizás también sea por no querer estar sola, pero vos ya me dijiste que yo siento un montón y me va a hacer mal cuando te vayas. ¿Cómo te digo que me amoldé a la idea de no tenerte, incluso si va en contra de volver a sentir un para siempre? 

  No creo que me vaya a doler porque no va a ser inesperado, de golpe, como si te empujaran hacia la nada misma y tuvieras que volver a tomar equilibrio cuando no podés parar de caer. Pero sí me voy a sentir como las veces que me contaste por qué está mal quererte más allá de lo permitido. ¿Qué problema puede resultar de pasar tanto tiempo con vos? Ninguno, a excepción de que ya empecé a imaginarte en escenarios probablemente imposibles, inocurribles. Hasta que me atraviese de punta a punta el para siempre y sienta añoro por todo lo que no vamos a volver a ser, aunque no hayamos sido nada nunca. Voy a pensar en las veces que podíamos quedarnos hablando toda la noche pero en todas decidías quedarte dormido y no querías que te escuchara roncar. En las veces que pude sentir que conocía lo más profundo de vos y podíamos simplemente quedarnos ahí mientras escuchábamos música y mirábamos a algún lugar sin sentir que era incómodo el silencio. Qué cautivada me sentía cuando te escuchaba hablar de cualquier cosa, incluso si no te puedo volver a escuchar. 

  No quiero sentirme mal por algo inconcluso, que termina sin ni siquiera haber empezado. Por alguna razón confío en que volverá a ser, y ojalá sea con vos. Siempre. Pero sólo por un ratito.

No seamos nada más que este buen momento juntos. Eso sí es para siempre. 

(Como inmortalizar un sentimiento, aunque sea una sola vez).

  No, corazón, no vamos a volver a ser. No porque no quiera, sino porque lo que siento ya no encaja en lo que sos. El fantasma de lo que ya no somos revolotea por acá, todo el maldito tiempo. Tengo la suerte de sentirlo cada vez que siento que te pierdo, aunque sepa que vos a mí jamás me perderías. Aunque sepa que vos conmigo, jamás lo intentarías. 

  Ya no siento miedo cuando miro hacia adelante y no te veo. Suena menos triste pero duele exactamente igual. Ya no te voy a ver reír, ya no te voy a ver llorar. No vamos a querer siempre más del otro ni dejarnos llevar. Estarás en todos los lugares que alguna vez habitamos, pero en una manera en la que sólo yo puedo sentir que aún sobreviven los recuerdos. No te fuiste a ningún lado, pero en mi amor ya no te encuentro.

  Ay, mi amor, todo lo que no te decía para no lastimarte, mientras me lastimaba. Decime si eso no era amor, aunque me lo estuviese sacando a mí. Jamás sabré si me lo merecía, si te importaba, o si me querías. 

  Pero soltarte, mi amor, dolió más que soltarme a mí. 

   Todo el tiempo estoy pensando en vos. En qué es lo que quiero, en qué me pasa, en qué situación estoy. Quiero poder dejar de ponerte en primer lugar todo el tiempo, por encima de todos, que dejes de ser el primero en cualquier cosa. Por quien rechazo personas, planes, momentos. Quiero poder pensar en mí sin sentir que estoy haciendo las cosas mal. Quiero poder no angustiarme cada que no te hablo, cada vez que no estás. Quiero poder creerte cada que venís a querer pasar tiempo conmigo, sin estar dudando todo el tiempo en si lo hacés porque realmente te importa todo esto o porque querés confirmar una vez más que no puedo dejarte. Quiero poder dejar de imaginarme qué es lo que te pasa y saberlo con certeza, al final siempre termina ganando el peor escenario. No puedo ni debería seguir en un vínculo donde nada se habla, como si nunca hubiésemos pasado por todo lo que pasamos y jamás me haya guardado tantas cosas que decirte. Me apaga no poder hablarte de todo lo que me gustaría poder decirte para no revivir todo lo malo cada que sucede algo que me lastima. Ya no quiero que todo mi ánimo y mis planes dependan de lo que vos quieras un día. Y qué difícil que todo esto no funcione cuando siento que desde mi parte siento por los dos. No sé por qué no me entra en la cabeza que vos no me querés como yo te quiero, que jamás te va a importar de la misma manera, que nunca me vas a poder ver como yo quiero que me veas. 

   El problema con el tiempo es que me hace pensar que todo pasado siempre fue mejor. Y sé que no todo tiempo pasado lo fue. Creo. No lo sé. No lo aseguro. No puedo. Si pienso en vos, creo que todo tiempo pasado fue mejor. Pero si recorto parte de él. Porque todo el pasado después de ese pasado que digo, no fue mejor. Creo. No lo sé. No lo aseguro. No puedo. El problema con el tiempo es que me hace idealizar momentos inexistentes para el ahora. Y empiezo a dudar de que el ahora no es ahora, sino una parte de otro momento. En que en algún punto me quedé estancada en un lugar que no reconozco. Que no reconozco porque creo me lo sé de memoria. Pero el problema con el tiempo es que me hace idealizar momentos inexistentes para el ahora. Desconozco qué es el ahora. No lo sé. No lo aseguro. No puedo. Y empiezo a dudar de que el ahora ya no es ahora. De que es ahora pero un ahora pasado. Donde el pasado que siempre dice ser mejor está al lado mío, pero no puedo volver a verlo nunca más. Creo que soy capaz de quedarme acá si eso significa volver a verte. Pero no lo sé. No lo aseguro. No puedo. 

  El mundo continuó. Creo. No lo sé. Y lo que le sigue. El tiempo me hace pensar que todo tiempo pasado fue mejor. Pero si hablo de esta parte del pasado, te digo que no creo que lo haya sido. Un pasado donde siempre quieras volver al pasado que luce tan brillante y tan perfecto definitivamente debería haber sido lo mejor que haya sucedido jamás. Pero aunque el tiempo me diga que ése pasado fue mejor, no quiero creerle. Quiero creer en que lo que siempre será mejor va a ser lo que viene y no lo que se fue. Creo, lo sé y lo aseguro. 

  El mundo continuó. Era inevitable que siguiera. Y aunque pensaba no verte nunca más, aparecías a cualquier hora y en cualquier lugar. Creo. No lo sé. No lo aseguro. No puedo. Podría jurar que estabas siempre donde mirara. No sólo podía elegir mirar hacia el pasado para encontrarte. Quizás seguir encontrándote ponía en duda todo el tiempo que le creí al tiempo. 

  El mundo continuó. Pero el tiempo juraba que todo pasado siempre fue mejor. Y yo te tenía acá. ¿Cómo todo tiempo pasado puede haber sido mejor, si te tengo justo acá conmigo? Nunca te fuiste. Siempre te quedaste.

  El mundo continuó. Aunque el tiempo jurara que todo pasado siempre fue mejor. Creo que lo fue. No te veo en ningún lado y jamás creí que eso me fuera a costar cada pensamiento de mi vida. Mirar a donde sea y ver tu ausencia, hasta cerrar los ojos y ponerte en lugares imposibles porque eso resultaba más fácil que aceptar que todo tiempo pasado fue mejor. 

  El mundo continuó. Pero el nuestro se rompió. Creo. No lo sé. No lo aseguro. No puedo. No pienso que se haya acabado si siempre estás intentando salvarlo. Porque estás intentando salvarlo ¿no?

  El mundo continuó. Pero a veces no sé dónde estoy. O si estoy. Ya no me esfuerzo por saberlo. Y empiezo a dudar de que el ahora ya no es ahora. De que es ahora pero un ahora pasado. Donde el pasado que siempre dice ser mejor está al lado mío, pero no puedo volver a verlo nunca más. Creo que soy capaz de quedarme acá si eso significa volver a verte.

  El mundo continuó. Creo. No lo sé. No lo aseguro. No puedo.

   En mi mente no cabía la idea ni la posibilidad de que saliera mal. Porque como crecí siempre creyendo que los sentimientos lo podían todo, no entendía por qué quererte tanto no daba buenos resultados. ¿Por qué vos no me podías querer de la misma manera? Me preguntaba. Y me pregunto. 

  En mi cabeza aún no cabe la posibilidad de que no me quieras. Y aún no acepto que querés a otra persona. Me produce hacerme millones de preguntas que siempre terminan en lo mismo: no me querés. Pero me querías, ¿no?, y si era así ¿por qué no podías arriesgarte por mí?, ¿quererte de esta manera no era suficiente?, jamás dudé de lo que sentías ¿vos no podías aceptar que tanto te quería? 

  En mi mente hoy sí cabe la posibilidad de que estés queriendo a otra persona. Porque es lo que hacés, porque jamás podría ir en contra de tus sentimientos. No pude lograr que te arriesgaras pero sí que lo hicieras con alguien más. Hoy sé que no elegiste a nadie, que no es que fuera menos, o poco, o insuficiente. No tenías nada que elegir, porque querer no se elige. Sí duele, y muchísimo, ver que con otra persona sí lo que conmigo nunca pudiste. Pero, como amiga, no podría estar en contra de tu felicidad. Porque querer no se elige, aunque no hayas podido elegirme a mí.