by - abril 14, 2016

Siempre pensé que habías quedado atrás. Muy atrás, en esa parte del camino que no me gusta recordar, pero que vuelvo a recorrer cada tanto, porque, si no me queda nada de ahí, sólo la experiencia, no necesito volver a caer en un lugar del que costó demasiado salir.
  Sentía que estaba tan por encima de esa parte del camino, que era imposible volver a caerme ahí, pero te juro que me equivoqué.
  Vos tan en la tuya, yo tan en la mi(sm)a, nuestros caminos no tenían por qué volverse a cruzar. No teníamos por qué volver a coincidir en hora y lugar, dolor y soledad. 
  Estaba tan en otra, tan en la mía pero a la vez en tanta parte de la tuya, que ni siquiera suponía que eso iba a terminar mal. 
  Apareciste tan de la nada, tan vos, con tu sonrisa que hacía que me olvidara de todo, tan sutil, tan extraña, con todo eso que siempre te acompañaba, con tu caminar extraño, tu sonrisa de nena chiquita, incluso tu forma de expresarte seguía siendo exactamente como la última vez que te vi. 
  Me saludaste cuando pasabas por esa puerta oscura, por inercia te saludé, pero al segundo caí en la cuenta de que eras vos, que estabas ahí, otra vez, e hiciste que todo lo que alguna vez pasamos, volviera una vez más. 
  Y yo no supe controlarme, tantos recuerdos vinieron a mi mente, tan fácil, tan de repente, tan horribles, todas las veces que por favor pedí que no volvieras a mi vida otra vez, todas las noches que me encerré en el baño a llorar(te), todas las veces que necesité que te fueras y me dejaras en paz, y cuando pensé que por fin había llegado ese momento y vos ya no estabas incluida en mi vida, volvés. Me sentí tan destruida como antes, tan imposibilitada para parar lo que me hacía mal, para alejarme de lo que por algún motivo, me hacía volver una y otra vez. Fueron tantas emociones en un segundo, empecé a temblar, mis ojos se nublaron y tenía tantas cosas para gritarte, me sentí tan vacía pero a la vez tan llena de dolor, de bronca y de pánico, porque no sabía qué hacer o decir, cómo avanzar ni siquiera qué sentir, como cada vez que vos estabas ahí. Tantas veces que pedí que por favor no te fueras, que no me dejaras sola, que podría seguir llorando por vos si vos estabas bien, si vos estabas feliz. Tantas veces que pedí que volvieras porque no daba más, porque eras la única que sentía que me podía ayudar, tantas veces que me desperté en el medio de la noche llorando cuando soñaba con vos, cada vez que te veía y me hacía bien aunque supiera que eso no era real. Y una vez que había pasado, me di cuenta de que era lo que menos necesitaba.
  Quería correr, quería llorar, quería alejarme, no quería volver a caer en eso, no podía hacerme eso a mí misma otra vez. Salí de ese salón y ahí estabas, tan sonriente, sonriéndole a tus amigas, tan falsamente, tan distinta, tan fuera de tu esencia. Lo único que hice fue bajar las escaleras, corrí, el camino se tornaba borroso y sentía debilidad en mis piernas, no dejaba de temblar y no me podía calmar, pasé junto a tantas personas, todas me veían, pero nadie preguntaba nada. Entonces me paré. No podía huir de algo que ya no estaba, no podía alejarme de algo que hacía tiempo había dejado de estar. Te esperé, no sé qué iba a hacer, o qué iba a decirte, pero lo hice, los segundos se hacían interminables y vos no bajabas más, ya me estaba arrepintiendo tanto, y ahí llegaban, tan iguales, tan en desmedida, siempre tan presentables, y me viste, te acercabas y yo no estaba tan segura de lo que iba a hacer, no sé si me sentía preparada para tocarte después de tanto tiempo, para sentir que todo esto no era una ilusión mía y que estabas realmente ahí. Pero sí lo estaba, después de eso te fuiste tan rápido y sin aviso, como ya pasó una vez. Se fueron antes de lo acordado, pero al menos sabía que a él, si lo iba a ver de nuevo y más pronto.
  Tantos meses imaginándome el momento, yo necesitaba prepararme para verte otra vez, pero terminó pasando cuando menos lo esperaba. Fue un shock tan grande tenerte en frente mío, después de haberte dicho todo eso, verte hizo que se me derrumbara todo. No sé si hubo algo peor que eso en mi día, mis ganas de llorar durante las horas restantes de clases no paraban más.
  Yo me levanté tan feliz, diciendo "hoy es un buen día porque sí", me sentía tan feliz, el día estaba hermoso, ¿y mirá cómo terminó? Lloviendo, igual que yo e igual que vos.

You May Also Like

0 comentarios