by - julio 06, 2017

  Hace un año, sin darme cuenta, te escribía por última vez. Ahí me despedía como se hace cuando te duele, cuando te rompe, cuando ya ni siquiera podés aguantar otro golpe. 
  Realmente no me acuerdo por qué escribí eso, pero seguramente estaba triste. Se notaba, en las palabras, en la unión de frases, en la real nostalgia que se siente cuando aún hoy recorro esos pequeñísimos párrafos otra vez. Otra vez duele, otra vez me hace pensar en cuán equivocados podríamos haber estado respecto a todo. Y te escribí, creyendo, pensando o confiando en que no existía eso que llamaban "última vez". Entonces junté, armé y rearmé nuestra historia de modo que quedara plasmado en párrafos muy, muy cortos; ahí estaba la magia, ahí se escondía toda la alegría y todo mi amor. Intentaba expresar lo que producías cada vez que te ibas, y, que cuando pasaba el tiempo, y yo intentaba rearmarme de nuevo, volvías. Casi creyendo que te estaba olvidando, casi pensando que te estaba dejando de querer. No era tan así, me quedaba por si las dudas y me intentaba alejar por si nunca decidías venir de nuevo. 
  Te diría que era un círculo o líneas infinitamente paralelas, que cada tanto se volvían perpendiculares, pero de alguna u otra forma siempre se desenrredaban y volvían a ser dos. Y de alguna forma casi imperceptible para el afuera y tan bien visto para el adentro, algo nos unía. Ojalá nunca te hayas preguntado qué, porque yo me lo he preguntado irrepetibles veces. Veces rotas,  veces mojadas, veces tristes y otras tantas esperando descubrir que no había nada, que todo era invento mío. A veces lo anhelaba, no te lo voy a negar. Te miraba y añoraba profundo, con fuerza y con casi desesperación, que vos no sintieras lo mismo o algo parecido a lo que yo sentía. Y, las demás veces, le pedía a no sé quién que ojalá, que de alguna extraña e imperceptible forma, me quisieras tanto como yo te quería a vos. 
  Cosas como esa nunca pude saber, nunca encontré certera respuesta. Pero, te diría, también, que ese algo que nos unía me decía que sí, que sí siempre. Y confié. Un poco con miedo, un poco con resignación: pero confié. Y de alguna forma sabía que no estaba equivocada. Un no-sé-qué desde algún punto de mi cabeza casi me rogaba porque le creyera. Que confíe, que quiera y que sí siempre. Pero un día me dejó atrás, sola, con miedo y con tantas incógnitas todavía por resolver, y nunca más quiso volver. Ya no me permitía preguntarme si sí o si no: era totalmente sí. Era sí, era sorpresa, era asombro y eran esas ganas de que siempre tuviera algo en qué creer. 
  Y creí con inmanejables ganas en vos, en mí, en ese "nosotros" que te gustaba susurrar bajito mientras escondías a veces la sonrisa. Y seguí, seguí tanto como pude. Te quise tanto como me alcanzaba el amor que te tenía. Creeme que era muchísimo. 
  Pero te escribí, con tristeza, con un poco desamor y con un poco más de inocentes deseos incumplidos. Y entre líneas, letras y lágrimas, me despedía para siempre. Y no tenía idea de lo que estaba haciendo. Al día siguiente, con mi más grande dolor, vos te despediste. De golpe, diría que hasta con frialdad y sin importarte nada, entendí que no. Que quizás fue un no siempre y yo había luchado por un sí siempre. 
  Por eso te decía que pudimos haber estado muy equivocados con respecto a todo. Yo con vos y vos con qué sé yo. Ya no sabía quién eras, imaginate que tampoco sabía quién era yo. Ni qué pensaba, ni qué sentía. Y mis lágrimas nunca quisieron pasar más allá de los ojos y el dolor se quedó adentro. Lloré sin nada que llorar, escribí tristeza, miedo y frases tristes. Escribí lágrimas que te extrañaban a vos, que ni siquiera me querían a mí. Y creeme que lloré, lloré con desesperación, con impotencia, con odio y con rencor. 
  Y esa última vez que te escribí queriendo, creyendo que vos también me querías, fue la última vez que te escribí con amor. De eso no quedó nada, de eso nada queda hoy. Aún y con todo el dolor, rogaba que me dieras una razón para no tener que despedirme con tanto miedo, odio y decepción. 
  Después de esa vez se fue todo eso que construimos con tanto tiempo de imperceptible amor y nunca más apareció todo ese tanto sí siempre que yo creía de vos. 

You May Also Like

0 comentarios