Revoluciones
Es raro eso de querer. Tenés la primera
referencia y pensás que no hay otra manera, que si no es así no es amor, que si
no es así no vale nada. Te falta quererle más, te falta más intensidad. No es
igual, y si no es igual no tiene sentido. Tiene que ser igual. Tenés que sentir
igual. Tenés que quererle como quisiste por primera vez.
Y la primera vez se parece bastante a una
revolución, a un cambio. De no querer pasás a querer y con todo lo que sos. Y
te desarma, te hace temblar, te hace vivir, y te encanta. Te hace cosquillas,
te hace ilusión, querés cada vez más y básicamente no podés parar. Te consume,
sin tantas vueltas. Y te consume de verdad, más allá de que creamos para bien o
para mal. No sé, te cambia. Te cambia el pensamiento, la forma de ver las
cosas, incluso te hace pensar que una vez que se acaba nunca más vas a poder querer.
Te lo hacés pensar vos mismo, cuando ni siquiera lo intentaste. La cabeza se
acostumbra bastante a lo que aseguraste que tenías, y cuando termina se vuelve
loca. Va a querer sí o sí volver a la misma persona, porque si no es, que no
sea nadie. Y si no sentís con esa persona, entonces no sientas con ninguna.
Cuando dejás atrás esa primera revolución, te
juro que hay más. Sobre todo hay paz. Ya no te acordás de lo que antes te
dolía, porque ahora no te importa. No te acordás de las veces, ni de las
primeras, ni de las últimas. Quizás vuelvas cada tanto, la duda de cómo sería
ahora te hace pensar. Pero no pasa de ahí. Ya no está, no tiene que volver, y
no significa nada de lo que pudo haber significado ayer.
¿Te acordás que te dije que te consumía? Ya
no somos iguales, y no podemos dar igual. Porque no se le puede dar lo mismo a
dos personas diferentes. Pero podés empezar de nuevo y sentir de nuevo.
Entonces te das cuenta de que en frente tenés
a otra persona, otro momento, otro lugar, otras sensaciones, más leves, más
suaves, sencillas, pero que te hacen bien. Y darías lo que fuera por sentir más
fuerte, darías lo que no está a tu alcance para sentir un poquito de lo que
sentías antes. Con otra persona, en otro momento, y en otro lugar. Pero igual lo
querés, lo deseás, lo anhelás. Querés la misma primera revolución, porque ésta
te hace pensar que no es tan buena, no es tan fuerte, no te hace sentir tanto.
Y si no me hace sentir así de qué me sirve, en qué me cambia si siento poquito.
Te falta tiempo, te falta sentir más. Tenés esperanza de que pueda llegar a ser
igual. Estás seguro de qué es el amor y que se parece a lo que ya no es. Pero
querés el mismo amor, ese mismo que por alguna razón se acabó.
Porque si de referencia tenemos a una sola
persona, a un único amor, siempre vamos a querer volver, porque no conocemos
otra cosa. No hay otra versión para mí, sólo sé que si puedo querer a alguien
como en algún momento te quise a vos, justo ahora de verdad estoy queriendo. Ninguna
revolución puede ser igual a otra, porque sino no sería una revolución.
0 comentarios