Cuando bailabas el mundo era un lugar más lindo. Sólo te vi bailar dos veces frente al mundo, y varias veces para mí. Y cuando bailabas, el mundo era sólo un lugar más, porque vos lo opacabas. Ahora que ya no te puedo ver bailar, sé que tengo tu recuerdo intacto siendo feliz. Sé que es una de las cosas que más te gustaban, pero que más vergüenza te daba; mientras yo pensaba en cómo podías ponerte colorada cuando alguien te veía brillar, si te veía(s) hermosa.
  Y hace unos días volví al mismo lugar, donde me enamoré de vos y donde te vi bailar. Ése lugar estaba encantado cuando estabas, supongo yo que igual que cualquier otro; no importaba dónde, sino quién. Pero claramente se desencantó. Yendo con la esperanza de encontrarte por casualidad, y de revivir todos esos recuerdos después de tantos meses; terminé desencantada de ése lugar tan mágico que brillaba cada vez que aparecías. Ahora es todo gris, como siempre lo fue, y no hay ningún lugar especial ahí dentro. ¿Cómo un lugar puede cambiar tanto en tan poco tiempo?
  Cuando bailabas ahí, el mundo era más especial, estábamos encantados de verte. Tu manera impregnó todo ese lugar por un ratito. Todavía puedo recordarte estando nerviosa, negándote a hacerlo, pero radiante cuando lo hacías. Y cada vez que pienso sobre qué se trata todo esto de quererte, no encuentro nada, pero hace tiempo te volví a encontrar bailando: en todas las canciones que me hacen feliz. Quizás mis momentos felices te siguen invitando a brillar.