A veces me asusta pensar en mí y en lo cómoda que me siento si analizo mis angustias. Cómo puedo sentarme y quedarme ahí, mirándolas, mirándome. Y desgarrarlas, expresarlas, dejándolas ser, dejándolas ir. Me asusta verme tan tranquila frente a lo que me hace temblar y también imaginarme incapaz de cuidarme de esa manera en no mucho tiempo. Mis miedos siempre cambian, aunque sepa que jamás son diferentes desde su raíz. Todo parte de lo mismo y no sé cómo hacer que dejen de florecer nuevos a medida que pasa el tiempo. Sé que lo que me paraliza ahora no lo va a hacer en un futuro, pero mi más profundo miedo ahora mismo es imaginar que particularmente esta angustia sea eterna. O lo suficientemente verdadera y real como para nunca sentir que voy a lograr recuperarme del todo. Me angustia un futuro donde piense y me arrepienta de no haber luchado lo suficiente por vos, aunque ahora sepa que hice hasta lo que no podía. Me aterroriza seguir teniendo estos ojos frente a todo el amor que aún te tengo y llevarlos más allá, hasta donde sienta que me voy a arrepentir toda mi vida de no haber logrado que te quedes.