by - mayo 05, 2016

  Supongo que el agotamiento es mutuo, quiero creer que ya es tiempo de dejarnos ir; es la última vez que te escribo, porque realmente se acabó.
  La sofocación que se siente en éstos instantes es inmensa, el agotamiento mental y emocional que produce es demasiado exigente para mí. Más de una vez juré que sin importar cuánto te quisiera no te iba a dejar, porque eso era inesperable, era algo imposible de suceder. Porque me advirtieron del riesgo que conllevaba quererte tanto, que en algún momento iba a parar de necesitar lo mismo, pero juré que eso jamás sucedería, me equivoqué (me equivocaste).
  Porque todo el tiempo creamos recuerdos, y eventualmente cambiamos, modificamos nuestras necesidades más profundas y nos damos cuenta de que quizás lo que necesitamos en este instante, no coincide más con la persona que solía comprender todo lo que éramos ayer. Duele entenderlo y duele pasarlo, pero si no duele no hay cambios. Duele ver a alguien y entender que no quedó en vos todo lo que fuiste, sino que quedó en esa persona; duele estar acá y que enfrente esté todo lo que solía ser, todo lo que me hizo ser, con todo eso que alguna vez estuvo mal. 
  Y es nefasto, porque puedo ser lo mejor para cualquier persona en todo sentido, la persona más segura de sí misma en la mayoría de los aspectos, pero cuando me paraba enfrente suyo era la nena más insegura del mundo, todo lo que me creyera quedaba destruido delante de sus ojos, porque él me miraba, y puedo jurar, que yo no era nada. 
  Por tanto tiempo te encargaste de que yo fuera feliz, porque eras vos quien me alegraba los días, eras vos el que me hacía bien, vos eras mi razón para todo, para luchar, para llorar, incluso para amar, vos lo eras todo, porque a pesar de todo, yo te quería con lo poco que tenía. 
  Pero todo se transforma, incluso vos cambiaste, y todo lo que yo sentía también; y a veces pienso en qué pasó, en qué fallé, si yo juré estar ahí pasara lo que pasara. Si yo te quería por todo lo que eras, por todo. La duda es si te idealicé tanto o nunca llegué a conocerte lo suficiente, pero no te ajustás a mis cambios, y quizás yo tampoco a los tuyos, porque lo que más duele entender es que no va a haber otra persona que me ayude a entender un poco el por qué de la vida, el por qué querer hasta las lágrimas a una persona, incluso el por qué de querer a alguien hasta en sus peores momentos y pensar que es la faceta más linda que puede tener. Lo único que puedo decirte es que gracias a vos, cambié todo lo que fui, todo lo malo que tenía lo transformaste en lo mejor que tengo hoy; perdón por haberte querido así, pero hoy me decido a caminar sola sin tu presencia, sin estar bajo esa mirada que hacía que todo me saliera mal. 

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