by - junio 18, 2016

  "...se iba, sentía que era la última vez. Que no habría otras veces, que era el final. Porque siempre era final para nosotros.
  No llovía, no era un feo día, nada como en las películas. Él solo estaba ahí. Tan lindo como la primera vez que lo vi. Con la misma expresión, quizás con más dolor en su rostro, pero, su mirada, seguía reflejando toda la luz que yo necesitaba. Porque él seguía siendo todo lo que yo necesitaba.
  Lo único que sé es que se iba, y que no podía alcanzarlo. Nunca lo hacía. Pero esta vez era diferente, algo me gritaba que lo siguiera, hasta donde me fuera posible, pero que no lo deje ir. 
  Grité su nombre, pero entre el tumulto de personas, él nunca me escuchó. Nunca se dio vuelta. 
  Lo tomé del brazo; y me miró, como siempre me miraba, con esa mirada imposible de descifrar, la mía le pedía que por favor no se vaya, pero él no parecía entenderlo. 
  Cuando nada parecía salir de mi boca en ese cruce, le susurré:
- Te amo.
  Solamente nos quedamos observando. Y se fue. "

¿Muy tarde, quizás? esa siempre es nuestra pregunta. 


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