by - agosto 16, 2016

  Y por ahí hoy tampoco es un buen día. Quizás tampoco quiera decírtelo. Aunque quizás necesite que te des cuenta. Solo. Sin preguntas ni reproches. Que simplemente hablemos y sienta que te tengo. Aunque eso no esté muy claro en mi porvenir. Aunque eso no sea lo que espere. Ni siquiera hace falta explicarlo, a veces no importa qué, cómo, dónde ni por qué pase, es tedioso y terriblemente agotador no contárselo a nadie. Porque no sirve, porque no te entienden, porque no les importa o porque sólo no es su prioridad. Porque, como todos, los problemas de los demás siempre van a ser menores para nosotros. Y, de la misma forma que nosotros sentimos, los demás también. Y como algo nos duele, a los demás también. Aunque todos sintamos, pensemos o actuemos distinto. Hay cosas que duelen, y que no se cuentan, porque no es fácil entender el dolor del otro. Imagínate que ni nosotros mismos podemos hacerlo, a veces. No tiene sentido criticar a alguien más, por lo que hace o deja de hacer, ni por lo que piensa. Porque ni nosotros mismos somos capaces de demostrar. Y el dolor se transforma bastante en ese camino, es bastante contradictorio lo que se siente con lo que mostramos por fuera. 

You May Also Like

0 comentarios