by - diciembre 31, 2016

Hay algunas personas a las que simplemente ya no puedo decirles nada. Porque ya no están. Y porque duele, tanto que no sería capaz de arriesgarme.
  A una le diría que simplemente ojalá sea feliz, que es la persona más linda que pasó por mi vida y que se merece todo lo bueno que le pueda llegar a pasar. Que fue la primera persona que me hizo creer y querer, y que no le puedo desear nada menos que todo lo que yo tengo, que en cierta parte proviene de lo que me dio.
  También le diría que tiene una manera única y hermosa de ser, que ojalá nunca la cambie y que siempre pueda ser mejor de lo que fue. Que siempre intente seguir a pesar de todo, que no se rinda y que siempre pueda querer. Que ojalá alguien pueda quererlo tanto como yo lo quise y que nunca cambie su sonrisa.
  Y a otra persona le diría que simplemente deje de estar, de volver cuando quiere y hacer de cuenta que todo está bien, cuando no es así. Le diría que nunca la pude perdonar porque simplemente no me puedo perdonar a mí misma primero, que no puedo aceptar el daño ni tampoco el cambio, y que duele cada vez que intento dejar todo eso atrás. Que duele simplemente ella, que no deja de romperme como desde el primer día. Que intento pero no me sale.

  Que sepa que la quise muchísimo pero no supo más que hacerme mal y cambiar todo lo bueno que yo tenía. Que me ayudó en su momento pero sólo dejó un hueco más grande. Que no quiero volver a pasar por lo mismo otra vez, que ni siquiera puedo ver una foto suya que me pongo mal, que no sabe hacer más que lastimar.

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