Tenés que acordarte de toda tu vida. Aunque te parezca mucho, aunque te parezca poco. Tenés que acordarte de cada cosa que pasaste. 
  ¿Con quién amaste, con quién aprendiste a querer?
  ¿Con quién pasaste cosas buenas y malas, con quién podías compartir hasta tus pensamientos más tontos e irracionales?
  ¿Con quién podías hablar sin que te diera vergüenza hasta sentir? 
  ¿Con quién te decepcionaste, con quién lloraste la vida y más, hasta darte cuenta de que eso estaba mal?
  ¿Con quién fuiste feliz, con quién fuiste belleza y también tristeza?
  ¿Con quién reíste, con quién lloraste?

¡Tenés que acordarte de todo eso y más! No es todo lo bueno, ni todo lo malo. Es acordarse nada más. ¿Te hicieron bien, te hicieron mal? Lo malo que te hicieron vale más. ¿Te lastimaron? No sólo recuerdes las cosas buenas que te dieron o te hicieron sentir. No. Acordate de las veces que te fallaron, de las veces en las que lloraste y más, preguntándote por qué no podías mejorar para los demás. Acordate de las veces que supiste dar otra oportunidad y te siguió fallando, ¡y vos lo seguiste perdonando! Al final lo que tenés hoy en día no es todo felicidad, no. Y ni siquiera está mal. Pero, a veces, sólo querés ver las cosas buenas que hicieron por vos. Y te olvidás, dejás pasar las veces que de alguna forma te llegaron a lastimar. ¿No les importó, no lo sabían? ¿Qué tan segura estás de eso? 
  ¿Perdonar? Eso se da solo y cuando aceptás. Pero olvidar lo hacés hasta a veces sin darte cuenta. No están mal las oportunidades, pero ¿en el momento en el que se acostumbran a fallarte y vos, a perdonar? Eso ya no va. 
  El día que te despedís de verdad te das cuenta de lo perdida que podías llegar a estar. Y quizás te duela, quizás no quieras saber más. Pero acordate que las cosas buenas no quedaron atrás, ¿qué más podés decirle a esas personas que ya no están? Deciles "chau" y demás, al final quien queda sos vos, nadie más. ¿Con quién vas a llorar, entonces? ¿Con quién vas a querer, a ser belleza? Las cosas se te acomodan solas el día que dejás de rodearte de personas innegablemente tóxicas. ¡Soltá! Soltá y acordate que la única persona que te va a entender irremediablemente bien, vas a ser vos.