by - diciembre 09, 2017

Es sábado a la madrugada, y sería en vano intentar contarte las veces que pensé ó que quise escribirte y abandoné al primer intento. Ya no las recuerdo, pero cada vez que lo hago vuelven a doler.
  Intermitentes veces traté de desenrredar entre tanto revuelo tus recuerdos, pero están tan tapados que nunca los puedo encontrar. Desde el fondo pinchan, desde algún lugar al que jamás llego lastiman, y no se van, no aceptan irse.
  Intento buscar algo que te traiga de regreso, algo que me dé la posibilidad de sentirte, pero estás tan lejos que no puedo sentir nada.
  A veces percibo el frío, el mismo que sentía cuando no estabas bien. A veces siento tu olor apenas me levanto, ó cuando salgo al balcón a intentar aclarar mis pensamientos. A veces te sueño y lo siento real. Pero al fin y al cabo sólo son sensaciones que están pero que nunca te traen.
  Recuerdos tuyos me quedan pocos, con el tiempo se borraron y a veces lo agradezco, suficiente son los que tengo. Miedos tuyos tengo para regalar, esos que se impregnaron en lo más débil que pudieron encontrar cuando vos los sacaste hacia afuera.
  No me acuerdo de tu voz, no me acuerdo cómo eras, cómo tratabas a los demás, no me acuerdo de tus gestos, de cómo te reías.
  Dos veces fueron las veces que te vi después de ese día. Dos veces fueron las que sentí que se me caía el mundo encima y no podía salir. Es extraño, no puedo escribir acerca de lo que me hacés sentir pero te veo y me salen las lágrimas al instante.
  Cientos de veces esperé a que cambies, centenares de oportunidades desperdiciadas y otras tantas volviendo a lo mismo. Y no te voy a mentir, nunca fui tan feliz como cuando te fuiste. Millones las veces que reí y me sentí plena, que reí y sentí que no necesitaba nada más, que ni siquiera te necesitaba a vos. Vos no tengo idea, pero afuera de tu mundo, y del mío chiquito que te incluía sólo a vos, descubrí un montón de cosas después de que decidiste abandonarlo.
  Y no me detengo en mentirte, jamás lloré por vos desde ese día en el que nunca más fuimos iguales. Reiteradas veces intenté hacerlo, para soltar, para sacar hacia afuera lo que adentro lastimaba tanto, pero no salía nada. Ni siquiera hasta hoy, puedo estar triste por vos pero las lágrimas no se van a asomar nunca.
  Y sin rencores, pienso en por qué te extraño. De qué manera cambiaría mi vida si vos estuvieras como alguna vez estuviste. Es imposible equiparar tu presencia en mi presente, pero no tu ausencia en el futuro.
  Vos y yo no somos las mismas, yo ya no te conozco más y sé que vos seguís haciéndolo, mis miedos no cambiaron, siguen haciéndome temblar cuando aparecen y me hacen llorar cuando se quedan. Pero no me conocés más allá de mis miedos. Desconocés lo que dejaste, lo que convertiste y lo que soy. Y yo no sé si tus miedos siguen siendo los mismos que te hacían llorar, y que me hacían llorar también a mí, pero de verdad ojalá no existan, ojalá pudieras ser como siempre quisiste, como siempre quise que pudiéramos ser, vos fuerte y feliz, y yo, igual, si vos lo estabas de verdad.

You May Also Like

0 comentarios