by - octubre 03, 2018

  No quería seguir, estaba sola, estaba rota. No iba a haber futuro si ese día decía basta, y lo pensé, te juro que lo pensé. Todo lo que pasaba por mi mente era malo, era oscuro. No podía ver otra cosa, y nadie me veía tampoco a mí. Me sentía horrible, me sentía fuera de mí. Yo no era yo, no más, porque siquiera sabía quién era. No reconocía a los que estaban, nada a mi alrededor parecía real. Lo único que era capaz de ver eran cosas malas, era incapaz de salir. Incapaz de imaginarme feliz, siendo otra persona, porque rogaba ser alguien más, y eso jamás iba a pasar. Ése día en el que lo volví a pensar, estaba segura de que quería terminarlo. Terminar conmigo, después de todo el problema no lo tenía nadie, lo tenía yo, conmigo, también. No quería seguir, en serio que estaba sola. Y nadie alrededor parecía darse cuenta, y si así hubiese sido, seguramente no les importaba. Si ni siquiera me importaba a mí, por qué alrededor sentirían algo, cuando ni yo misma era capaz de tener lástima por mí. Jamás podría ver nada, ni darme importancia. Las cadenas son infinitas y vienen arrastrando tantos dolores, ya no los puedo ver, ni reconocer. Ya no sé cuáles son ni si alguna vez sucedieron, seguramente son insignificantes y yo los maximizo para creerme alguien, para que alguien me preste atención. Pero no pasa, y me siento peor, soy un punto que nadie ve, me siento invisible ante todo, incluso para mí. 
  Estaba segura de lo que quería hacer, pensando en tantas cosas a la vez, jamás podría tener paz de una vez por todas, siempre iba a haber algo peor, porque no había razones para merecerme algo bueno. No iba a tener un futuro si ése día decía que basta, que ya está. Y lo pensé, te juro que lo pensé, pero no sé por qué paré, en qué momento mi cabeza hizo un click y me detuvo, no me acuerdo. Sólo sé que un día como hoy estuve a punto de parar, siendo el mismo día que empecé a sanar.

You May Also Like

0 comentarios