Será más que lo que
debería ser, y eso es todo lo que pudo saber. No se dio cuenta, no lo esperó.
No la esperó. Bueno, sí, sí la esperó, un montón de tiempo. Pero al final de
cuentas se resignó un poquito a que no, a que no podía. Bueno, no, no se resignó,
siempre la quiso. Y estuvo desde un principio hasta un final, pero cuando a él
le llegó su final, ella siempre fue su principio, esta vez, su nuevo principio.
Pero él no lo sabía, y creo que ella tampoco. Y el tiempo pasó lo suficiente
para nunca ver lo que pasó, sólo conocemos el principio (para él, final) y el
final (para él, principio). Ay, yo sé que todo esto es un laberinto, pero así
siempre fue su amor.
Ella fue suficiente,
y más que eso. Pero él, él conoció otro amor antes. Uno distinto, diferente, de
otra manera. Leí por ahí que uno entero, verdadero. La persona con la que
querés estar más o menos para siempre. La indicada, diría yo. Y ella no fue
precisamente eso, fue otra cosa. Fue otro amor. Uno más tardío, quizás el de
verdad. Y sí, la quiso. La quiso desde que no la conocía, y también cuando dejó
de estar. Aunque siempre se fuese a quedar.
No sabemos otro
final, pero sí su principio. Tardío, o justo a tiempo. Y entre dos amores
diferentes, no tenía que elegir, supo exactamente cómo hacerlo. Y suena a
no-real a que el amor se parta en dos, pero quizás no está unido, no le
pertenece a uno, no podés querer a una única persona. Porque es otro tipo de
amor, y eso es todo lo que pudo saber.
0 comentarios