Prefiero recordarte por la casi última vez que te vi, cuando sabía que probablemente no iba a volver a verte, y me encargué de observarte para jamás poderme olvidar de tus detalles. 
  Pero, desde ese día, fue como si me hubiese olvidado de tu persona, y sólo tuviera presente lo que sentía por vos. Y hace unos días te vi de repente, donde lo único que pude pensar en ese momento y, por el resto del día, fue un "increíble cómo te quiero". Pero nada más. Me fue raro chocar contra justamente lo que quiero dejar atrás, y sentirme igual de inexplicable como si fuese la primera vez que te veo. A veces me olvido de escribir, me guardo las frases que quedan mejor escritas que calladas. A fin de cuentas, me van a recordar lo mucho que ahora intento no pensar; no pensar en imposibles, en malos días, en ideas injustificadas, en cosas negativas. No quiero recordarte como algo malo cuando ya no esté acá, porque no lo sos, jamás lo serías; no quiero adjudicarte mis peores días o mis más malos sentimientos de tristeza, porque antes que todo eso siempre fui feliz. Entonces, prefiero quedarme justo antes de sentirme triste, en esa no-última vez en la que te miré sabiendo, sabiendo que no iba a haber otro día igual, uno más en el que jamás me miraras como yo te miraba.