Happy crime.

  Pensá en lo difícil que se me hizo esperar por alguien como vos, por alguien a quien poder querer. Imaginate lo que fue para mí estar enamorada de vos y que no te importara para nada. Intentá pensar en lo mucho que dolió como para elegir que ya no podía quererte más, que ya sobrepasabas mis intentos, que deshiciste todo lo bueno que yo te podía dar, y que te di. E imaginá lo mucho que tuvo que doler para poder entender que con o sin vos tenía que seguir, y cómo quedarme estuvo siempre como primer opción. Y pensá en lo mierda que me hiciste como para decidir que tenía que irme y no volver nunca más, y pensá lo duro que fue para mí proponérmelo a la primera y nunca más mirar para atrás, no poder ver si te importaba o no, sin poder regresar y quedarme en lo que yo juraba que tenía.
  Y por favor pensá en lo que a mí me dolió no poder mirarte nunca más como te miraba antes, y sentir que el mundo estaba quieto ya no es un concepto que conozca, ya no es algo que pueda decir cuando estás cerca. El mundo se mueve, el mundo gira, vos me mirás y encuentro recuerdos entre tus ojos, recuerdos tristes, arrepentidos, pasados.

  Llenate de vida, de gente que te apoye, de personas que te contengan. Cuidá a los que siempre están ahí y no te preocupes tanto por los que se fueron. Abrazá con amor, fotografiá momentos que no quieras olvidar, y sonreí cada vez que ronden por tu mente. Mirá con cariño, y sentite afortunada de tener a alguien así en tu vida. Valorá la casualidad (ó quizás no tanta) de haber perdido a una persona y haber conocido a otra el mismo día. No es reemplazo, nunca lo sería; pero te sanó toda esa herida que te dejó. 
  Llenate de lo que es, de lo bien que te hace sentir, y atesorá recuerdos. No veas que en un futuro se termina porque eso claramente no lo sabés, y quizás nunca pase.
  Recordá días, recordá momentos, recordá risas conjuntas. Volvé a sentir el cielo celeste sin nubes, los nenes jugando a la pelota, los pastitos arrancados, los silencios cómodos, el tiempo que pasó volando. El calor que hacía, el árbol que hacía sombra, el pasto húmedo. 
  Llenate de vida, atesorá amistad, porque quizás jamás encuentres otra igual.

Hace mucho que no soñaba con vos. Todos los días sueño algo, pero nunca aparecés. No recuerdo la última vez que te vi; hasta hoy.
  Me acordé después de un rato, cuando estás haciendo cualquier cosa y las imágenes se presentan de repente en tu cabeza. Quedás segundos reflexionando ó tratando de acordarte qué fue lo que soñaste.
  Y me acordé de la sensación que sentí al abrazarte. Sentía que te abrazaba como jamás se me ocurriría abrazar a nadie, y te sentía. Te juro que te sentía de verdad. Sentía tu cintura y mi cabeza apoyada en tu hombro, mis ojos cerrados y el alma llena de felicidad. Y ahí recalculé en que fue un sueño y nada más, volví a donde me encontraba en realidad, pintándome las uñas de celeste.
  Pero la sensación permaneció durante todo el día; y cualquiera que me haya visto sonreír seguramente se dio cuenta de que no había nada de verdad en eso.
  Yo no te puedo decir nada porque me siento demasiado mal cada vez que me doy cuenta que te sigo extrañando y daría lo que fuera por volverte a ver de nuevo. Y te juro que duele. Dolió, sanó muchísimas veces, asimilé, odié, lloré y grité para que te fueras de mi vida y acá estoy ahora, ya entendiendo todo, y volviéndote a extrañar.