• Home
  • About
  • Contact
    • Category
    • Category
    • Category
  • Shop
  • Advertise

About Me

About Me
Escribo desde los 13 años, me gustan las series, los gatos y Marina and The Diamonds. , click here →

Follow me @paula.sidoruk

Followers

>>Otros blogs

  • Cafeinómana
  • ( brillantina explosiva )
  • Silicon, Saline, Poison
  • Vuelo de media luna.

Translate

facebook twitter instagram pinterest bloglovin Email

Happy crime.

"I am Marina and you are the Diamonds."

  No sé en qué tiempo me introducí en ese lugar. Pero, una vez que entré, no logré salir.
  Había muchas personas que desconocía, y todos vagaban como si por aburrimiento se tratase y ninguno intentaba localizar una salida de aquél dantesco lugar. 
  Rápidamente comencé a helarme; antes jamás había presenciado una oscuridad tan gélida ni tan calmante. 
  Inicié lo que sería un largo trayecto, tan desconocido, primerizo y peligroso lugar que estaba frente a mis ojos. 
  Se encontraban decenas de personas, si es que podía denominarles así, que se desplazaban con una terrorífica calma, y se movían de un lado hacia otro, pero ninguno de ellos parecía estar verdaderamente presente.
  A pesar de ser oscuro, según lo que podían mis ojos visibilizar, había colores que desencajaban esa habitación por completo. Vivos, que dejaban ver brillo, que quizás querían ser vida. 
  Porque claramente ese lugar no lo era, y ninguno de los que estábamos ahí lo sabíamos. 
  En aquel espacio conocí a raras almas, pero una en particular llamó mi atención desde el momento en el que allí me empujaron. 
  Era un alma sin color, podría afirmar que hasta sin vida. Caminaba como si desde antemano supiese que no sería posible escapar de allí, y hasta parecía morir con todo lo que eso conllevaba en tal horrible espacio. 
  Ella me miró, se sentó junto a mí y con sus labios formaba una bonita sonrisa, que entre grietas dejaba ver partículas casi invisibles de oscuridad. Estas se colaban por todos lados y le hacía una persona dantesca que producía curiosidad más que otra cosa.
  Me contó sobre dónde nos encontrábamos, aún sin preguntar. Pero sus ojos eran estrellas y yo no podía dejar de verlos. Su alma relucía entre las tantas que levitaban por allí, a pesar de que se debilitaba con cada segundo que transcurría en ese lugar. 
   Una de las cosas que me contó la primera vez que la vi, fue que no me fíe en lo que veía, y que por favor no hablara con nadie, que cada paso ahí dentro me encerraría más. 
 Desconozco por el momento por qué no obedecí, sólo seguí su rumbo. Lejos de esconderse, cada momento que pasaba se desnudaba un poco más. Y su alma se engrietaba a cada segundo. Y por alguna extraña razón también la mía. 
   Tardíamente comencé a oscurecer, las capas superiores de la piel se quebraban como si de frágiles vidrios se tratasen. Mis manos se secaban como si lo único que se encontrara aquí fueran absurdos seres que dejamos de existir. 
  Encontré después de mucho tiempo, cuando ya no era capaz de encontrar una parte sana de mi alma, que habían otras tratando de salir. Pero en el medio de tanta oscuridad, tanta calma que en algún momento comenzó a ser gritos de incontrolable desesperación, rogando por ayuda, y por sanar, nadie era capaz de escucharnos. 
  A esos que nos encontrábamos ahí, a los que permanecimos durante largo tiempo, y que de a poco, muy de a poco, hasta con casi dejadez, nos desarmábamos en trozos que no hacían más que acoplarse a lo oscuro, a lo único que podíamos ver, de repente también éramos esa oscuridad que retorcía nuestras almas que ya habían dejado de ser hacía ya demasiado tiempo.
  Y rogué con mi desarmado corazón nunca escapar, no si su alma no venía con la mía. A cada momento su respirar bailaba cerca mío, como consiguiente me hundía un poco más. Nunca había notado tal profundidad, de alguna forma con el pasar del indefinido tiempo algo nos aprisionaba a los costados, rompía con tal brutalidad nuestros huesos que nos quitaba la capacidad de sentir algo más que no sea miedo.
  Porque no existía algo más que eso, éramos todos un conjunto de negros cuerpos, movilizándonos a cada minuto por un segundo de descubrimiento, absurdas esperanzas que esperaban una indolora salida. 
  Inmóviles, atados con cadenas, rogando que alguien llegase y nos ayude, pero que no caiga junto a nosotros.
  Siluetas destrozadas de vida, deshilachadas de compasión. Incoloros pensamientos, deformados e incompletos.
  Los inhumanos gritos desgarraban nuestros cuerpos, adoloridos de tanto caer en la monotonía. Nuestros ojos ya no distinguían a nadie más, todos habían desaparecido por completo pero sus fuertes vociferaciones nunca se detenían. 
  Ya no nos quedaban lágrimas que exteriorizar, no había nada más que sacar. Estábamos completamente huecos. Todos y cada uno de los que permanecíamos aún allí.
  Muchos han desaparecido, y de vez en cuando vienen a visitarnos. Sé que se esconden para alertar a los nuevos cuerpos que atraviesan esa tramposa puerta de entrada pero no de salida. 
  Para siempre permanecí, la historia nunca termina. Aprendí a esconderme pero no logré salir, y quizás nunca pueda. 
  Sólo sé que es el lugar más profundo que existe en el mundo, y todos le llamamos depresión.
Share
Tweet
Pin
Share
No comentarios
  Hace un año me desperté distinta, cargaba con una sensación de liberación tremenda, me sentía totalmente tranquila.
  Ese día te había dicho chau. Ese día había perdonado. No sabía ni qué significaba esa palabra, no sabía que yo podía hacer eso. Era la primera vez y sentía mucha paz.
  Pero obviamente antes dolió tanto, antes costaba tanto, que dudaba que algún día yo pudiera lograr eso.
  Ese día, también, prometí que no ibas a volver a doler, que iba a sonreír cuando estés feliz, y que iba a acordarme de cada cosa que me hiciste, tanto lo bueno como lo malo, iba a permanecer en mi cabeza para no equivocarme tanto como la primera vez.
  Te cuento que cumplí cada cosa que te prometí mientras te quise, y también todas y cada una de las promesas que me hice para mí. Nunca más doliste, siempre sonreí cuando te vi feliz. A pesar de verte cada día de mi vida.
  Si hay algo en lo que no cumplí fue en la parte de acordarme de las cosas que me hiciste. Ahí no pude y quizás no me arrepienta tanto por eso. Ahí quizás me guste olvidarme de las promesas y vuelva a ser la de antes. Pero no la que te quiso y dio todo lo que pudo, esa no vuelve más. Ya se fue hace un año y ojalá no vuelva por acá.
  Hace dos años te miraba y pedía por favor que nunca me faltes, que siempre te iba a querer. No entendía cómo podía existir alguien como vos, alguien tan especial.
  Hace un año soltaba a la persona que más había amado en toda mi vida, y ese día marcó un antes y un después.
  Hoy te miré y te juro que pensé: "Cómo me hiciste querer, boludo." Y sonreí casi sin darme cuenta. Hoy te miraba con amor, pero no con ese con el que te miraba cada día, sino con uno de "gracias por todo" que cada tanto me sale.
  Y no conocí nunca una muestra de amor más verdadera que esa. La primera, la tuya y todo eso que te quise. Cada noche que lloré, cada momento que reí con vos, cada instante que te pensé sin creerme que te amaba tanto, y cada vez que me atrapaste mirándote porque no podía creer que a pesar de todo siempre siguiera eligiéndote a vos.
Share
Tweet
Pin
Share
No comentarios
  Todos los que me conocen bien, saben que tengo una tremenda memoria para las fechas. No tengo idea por qué, pero sé que siempre las recuerdo. Y sé también que en algún punto de mi vida me acostumbré a eso, mejor muestra de perfección que esa, para mí, no había. 
  Pasado el tiempo esa misma cualidad se quedó como impregnada, de eso no salí más. Para mí disgusto cada vez que llega una fecha que en su momento significó algo, mi mente me avisa automáticante que algo especial pasó. No es obsesión ni nada parecido, pero me encanta saber que en algún momento de mi vida fui feliz. Y que me di cuenta. 
  Hoy volvía a mi casa en colectivo. Siempre que vuelvo sola miro el cielo y pienso un montón de cosas. Algunas preguntas se repiten siempre y otras tantas aparecen según el día. Hoy como es una fecha especial claramente me acordé y pensé: Qué lindo. No puedo creer lo feliz que fui ahí; mientras miraba se me iluminaba la mirada y observaba el cielo. Junto con el vientito en la cara me daba una sensación hermosa que amo sentir. La sensación de estar siendo feliz en el momento y darse cuenta.
  Si alguna vez volví a lo mismo me perdono, me digo casi todos los días mientras viajo. Pero hoy particularmente me sentía carente de algo. Realmente esperaba que fuera algo distinto, algo especial. Pero las expectativas no son buenas y de eso nunca aprendo. 
Share
Tweet
Pin
Share
No comentarios
¿Tuviste amores desencontrados alguna vez? Son de esos que bien sabés que existieron, pero nunca se dio nada. Reían juntos, corrían la mirada al mismo tiempo cuando el otro los descubría... todo esos detalles inocentes que, la verdad, eran los más lindos. Y no te duele, discrepa del amor que te desgarra el alma y el corazón, con este bien sabés desde antemano que nada va a pasar. 
  En lo personal los he tenido, quizás dos o tres veces, pero siempre me acuerdo de uno en particular. 
  Amábamos las mismas cosas, reímos tantas veces que ya ni siquiera me acuerdo por qué reíamos tanto. Nuestros intereses siempre se dirigían para los mismos lados y nunca lo dijimos. 
  Un día se fue, un día se terminó. Y no dolió, y no volvió a pasar. Pero tampoco lo espero, al final de cada día sólo eran eso, amores desencontrados.
Share
Tweet
Pin
Share
No comentarios
  Envidiaba a la gente que estaba ahí. A los que te veían, a los que te tenían. A esos que te podían ver reír, que te veían real, sin fingir. Cuando no sonreías por compromiso y se te reía la vida. 
  También aborrecía a los que te hacían serio, a los que te sacaban las ganas de estar bien. A los que hacían que agacharas la mirada y cerraras los ojos por escasos segundos, y no volvieras a reírte por un buen rato. Para mí era pesadilla, para vos era tristeza.
  ¡Pero ellos qué iban a saber! Desconocían cuánto te quería. A veces me gusta pensar que vos también. Que ignorabas ese absurdo brillo ocular, la cursi palabrería que soltaba al final de cada día después de verte.
  Sería absurdo preguntarte si alguna vez te diste cuenta, si lo notaste, si lo imaginaste o te lo dijeron. Si lo viste cuando te observaba a escondidas, con ese inocente miedo a que te dieras cuenta alguna vez, o si ya lo sabías hace rato. Sería tonto preguntarme si alguna vez te quise. 
Share
Tweet
Pin
Share
No comentarios
Newer Posts
Older Posts

About me

About Me

Aenean sollicitudin, lorem quis bibendum auctor, nisi elit conseat ipsum, nec sagittis sem nibh id elit. Duis sed odio sit amei.

Follow Us

  • facebook
  • twitter
  • instagram
  • Google+
  • pinterest
  • youtube

recent posts

Sponsor

Facebook

Blog Archive

  • enero 2023 (1)
  • agosto 2022 (1)
  • julio 2022 (1)
  • abril 2022 (1)
  • marzo 2022 (1)
  • agosto 2021 (1)
  • mayo 2021 (1)
  • abril 2021 (1)
  • febrero 2021 (1)
  • enero 2021 (2)
  • diciembre 2020 (2)
  • octubre 2020 (1)
  • septiembre 2020 (1)
  • agosto 2020 (2)
  • julio 2020 (1)
  • mayo 2020 (2)
  • febrero 2020 (1)
  • enero 2020 (1)
  • diciembre 2019 (2)
  • octubre 2019 (2)
  • septiembre 2019 (2)
  • agosto 2019 (1)
  • julio 2019 (1)
  • mayo 2019 (1)
  • abril 2019 (2)
  • febrero 2019 (2)
  • enero 2019 (2)
  • diciembre 2018 (3)
  • noviembre 2018 (4)
  • octubre 2018 (5)
  • septiembre 2018 (5)
  • agosto 2018 (8)
  • julio 2018 (8)
  • junio 2018 (8)
  • mayo 2018 (7)
  • abril 2018 (7)
  • marzo 2018 (5)
  • febrero 2018 (4)
  • enero 2018 (2)
  • diciembre 2017 (4)
  • noviembre 2017 (3)
  • octubre 2017 (8)
  • septiembre 2017 (7)
  • agosto 2017 (5)
  • julio 2017 (2)
  • junio 2017 (2)
  • mayo 2017 (2)
  • abril 2017 (1)
  • marzo 2017 (1)
  • febrero 2017 (4)
  • enero 2017 (2)
  • diciembre 2016 (6)
  • noviembre 2016 (9)
  • octubre 2016 (6)
  • septiembre 2016 (11)
  • agosto 2016 (6)
  • julio 2016 (10)
  • junio 2016 (4)
  • mayo 2016 (4)
  • abril 2016 (10)
  • marzo 2016 (4)
  • febrero 2016 (3)

Created with by ThemeXpose | Distributed by Blogger Templates