• Home
  • About
  • Contact
    • Category
    • Category
    • Category
  • Shop
  • Advertise

About Me

About Me
Escribo desde los 13 años, me gustan las series, los gatos y Marina and The Diamonds. , click here →

Follow me @paula.sidoruk

Followers

>>Otros blogs

  • Cafeinómana
  • ( brillantina explosiva )
  • Silicon, Saline, Poison
  • Vuelo de media luna.

Translate

facebook twitter instagram pinterest bloglovin Email

Happy crime.

"I am Marina and you are the Diamonds."

  Me enamoré de él. Y hay días donde me encantaría poder volver, negar que el para siempre que me prometía era de mentira y que yo nunca me rendiría si lo veía mientras se reía. 
  Y me enamoré de él. Y hay días que quebraría en pedacitos si me decía que nunca se quedaría, ni a pesar de mi vívida compañía o de mi incomparable melancolía que dolía cada vez que él se iba. 
  Pero me enamoré de él. Y nada de lo que yo ahora diga demostraría lo que en un incierto pasado fue demostrado con mis ojos cada vez que lloraba porque se quedara a pesar de mi dolor. 
  Y sin embargo me enamoré de él. Porque cada vez que sus ojos sonreían los míos se llenaban de alegría y mi corazón se enderezaba un poco más, ese mismo que desconocía reparar cada vez que decidía parar a mirarme y yo al volverlo a amar. 
  Y sí, me enamoré de él. Cada vez que lo miraba mientras se apagaba y decidía dejar de ser todo eso que yo necesitaba ver.
  Yo me enamoré de él. De sus manías que también eran mías. Y nada que en este instante escriba se acercaría ni una pizca al amor que le tenía.
  Me enamoré de él. Y hay días a los que me encantaría poder volver; para soñarlo, para abrazarlo, para quererlo ó simplemente para poder sentir que no sería en vano todo eso que yo juraba que no quedaba en el medio de la nada. 
  Y él sabe que me enamoré de él. Y juro que en lo absoluto le importaba verse en mi vista brillar mientras yo me desvivía para que sonriera para mí aunque sea una vez más. 
Share
Tweet
Pin
Share
No comentarios
Habrán millones de cosas que se te van a quedar grabadas en la cabeza, muchísimas. Te van a parecer absurdas, tontas, innecesarias y hasta dolorosas. Y las vas a recordar en momentos inoportunos, cuando es lo que menos necesitás, días en los que no das más. Pero vos y yo sabemos que de ahí, no se van. No preguntes por qué, porque eso ni yo lo sé. Me acuerdo como si el recuerdo fuese reciente y el sentimiento siguiera existiendo, cuando me di cuenta de que había algo mal en mí. Con poco tiempo de antelación, estaba completamente cambiada. No entendía la razón y no me acuerdo si eso me daba miedo. Era un lunes, a la tarde. Estaba acostada, mirando el techo, pensando. Y empecé a sentirme muy mal, era como si me faltase el aire, pero no me causaba ningún daño. Y en ese momento me sentí tan extraña, tan ajena a lo que era. Estaba tan lejos de la persona que me gustaba, que sentía una gran necesidad por estar al lado suyo, por sentir su presencia, lo que sea que me pudiese dar. Lo necesitaba como jamás había necesitado a nadie en mi vida. Además, convengamos que nunca había necesitado a nadie. Era raro, era nuevo. Ése día me di cuenta de que caí, y caí profundo. Me había enamorado y no asimilaba lo que eso conllevaba. Ése momento no fue revelador, ni agradable, no tenía nada de normal. Porque esa sensación me produjo algo que aún hasta hoy desconozco si fue bueno o malo, realmente no lo sé. Pero sí sé que me marcó fuerte. Por eso te digo que habrán cosas inútiles que no vas a olvidar. Mirá, de esto ya pasaron tres años y medio, y todavía me acuerdo. Me acuerdo de fechas absurdas, algunas que no quiero recordar nunca más. Pero están. Poemas enteros que escribí, a gente que no debía. Pero están, también. A veces no sé si están ahí por algo o porque solamente yo no sé olvidar. De lo que prosiguió luego de ese día no voy a especificar porque lo escribí miles de veces, y casi siempre me encuentro intentando olvidar. Pero, resulta que no me volví a enamorar nunca más. Obviamente hubieron más personas pero siempre volvía para atrás, y no me importaba en lo absoluto. Un día, casi convencida de que a alguien como él no iba a encontrar jamás, apareció otra persona. No sé cómo, pero no es casualidad. Antes creía en demasía en ellas, pero ahora ya no. Cuestión que ése día también me lo acuerdo, días que sí dan gusto recordar. Cada detalle, cada aroma y sonrisa. Jueves, el día que más me molesta en la semana. Estaba aburrida, cuando de repente observé a la persona en cuestión y sentí... no sé qué sentí. Nervios, emoción, sonrisas inconscientes, que salen solas. Me sentí paralizada, no entendía nada. Había vuelto a ponerle el orden que quería a mi vida y de repente aparece otra persona y me vuelve a desordenar. Eso me enojó, ¿por qué siempre tiene que aparecer alguien nuevo? Pero también me gustó, porque por fin había alguien más. Durante semanas estuve negándome el hecho de que hubiese alguien más, de alguna forma no quería. Pero qué puedo decir, la veía y todo lo que yo quisiera se esfumaba en un segundo, de lo único que me acordaba era de lo que me hacía sentir. Lo negué por más tiempo, lo conté hasta el cansancio, mi tiempo libre se basaba en analizar el tema, pero nunca llegaba a ningún lado. Todos me decían que siguiera, que por fin había alguien más. Pero qué sé yo, seguía negando. Con el tiempo lo fui aceptando, si alguien de repente había aparecido y venía con esa forma de mirarme, ¿por qué voy a decir que no? Tardé mucho en entenderlo. De alguna manera fui aceptando lo que sentía, pero muy de a poco. Eso me desesperaba, pero no podía hacer nada. Esperé bastante tiempo, o quizás fue poco pero se me hizo eterno. Ahora no puedo si no está. Necesito que me mire, me sonría, y todas esas cosas que te gustan de una persona. De cierta manera es una forma de dependencia, pero juro que no me interesa para nada. Particularmente hoy me di cuenta de algo, desde días anteriores no podía dejar de pensar en esa persona, canciones sin sentido me hacían acordar, todo lo relacionaba. Ya me pasó una vez, y no lo quería aceptar ahora. Pero hoy paré de negar lo que hace tiempo viene pasándome y acepté, mirando a esa persona de frente, que me tiene enamorada. Y bastante. Se siente raro otra vez, pero hoy sí es una sensación agradable, que me encanta. Vienen arraigadas todas esas cuestiones, el de no poder mirar a alguien más, el de no imaginarse con otra persona. Pero me enseñó que puedo querer a quien sea, pero ahora sólo quiero poder quererla a ella.
Share
Tweet
Pin
Share
No comentarios
  Yo no puedo saber si me querés de la misma manera. No puedo saber si me querés como yo te quiero a vos. Porque no te conozco, no sé quién sos. No sé en qué pensás, qué cosas te molestan y cuáles te hacen llorar. Yo no sé nada. 
  No puedo pretender que me quieras porque no sé sobre vos, y no puedo elegir quererte. No puedo escoger de quién me enamoro, a quién de repente no puedo dejar de mirar. Yo no puedo forzarme a querer a otra persona, porque en este momento sólo te quiero a vos, y no necesito mirar a los costados. No puedo obligarme a quebrantar tan linda sensación que me producís cada vez que te veo llegar. No puedo. Te juro que no puedo. No lo intento porque tampoco quiero. No quiero a nadie más que no seas vos, y eso supera todos mis miedos. Porque sé que puedo querer a quien sea, pero lo pienso y no puedo imaginarme a otra persona. No asimilo que sos vos quien está en mis pensamientos día y noche, que sos vos a la única persona que no puedo (ni quiero) dejar de mirar.
  Y ojalá pueda seguir queriéndote así, estés en mis días, te vea reír. Ojalá pueda ser feliz aunque vos lo seas cuando yo no estoy ahí. 
  No quiero a nadie, me gustás vos, los de afuera no me importan quiénes son porque a mi mundo sólo vos le das color. 
Share
Tweet
Pin
Share
No comentarios
  Qué bajón no poder dejar de pensar en vos. Qué feo no poder desligarme de tu sonrisa y de la mía cada vez que te veo llegar. Qué lindo que no puedo mirar a nadie más desde que sos vos y sólo vos. No decido si es bueno o malo esa angustia similar a la nostalgia que me da cada vez que pienso por un segundo en no verte más, en dejar que todo esto que te quiero se vaya y no vuelva nunca. 
  Qué pena me da no poder sostenerte la mirada por más de un segundo, qué vergüenza que me da que te me quedes mirando a cada rato. Qué celos me dan cuando se te acerca alguien y hace que te rías, más de lo que yo jamás podría hacerlo. 
  Qué milagro hiciste para que te quiera y logre sentir esto por alguien más, qué es esto que no siento hace tanto tiempo, y que sólo sentí por una persona. Qué vida me hacés ver, qué bien podés hacer al mundo con el solo hecho de estar.
Share
Tweet
Pin
Share
No comentarios
  Qué mal me siento. No encuentro un motivo que quiera contar. Miro alrededor, hay poca luz, se está haciendo de noche. Hay gritos, gente diviertiéndose. Hay nueve luces en el techo, distribuidas en filas de tres. Del lado derecho de la pared hay cuatro ventanas visibles, y del lado izquierdo puedo ver cinco.
  Llueve, o llovizna. A mi derecha mis amigas ríen pero yo hoy no pertenezco a ese grupo, hoy no quiero reír. A mi izquierda, hay un grupo de cinco personas, tres chicos y dos chicas. Entre ellos hay una pareja. Y hay una chica discutiendo con un chico, pero ríen. Ella lo mira con amor, él no parece darse cuenta. Levanta su cabeza lo más que puede para poder mirarlo, él se mantiene con el celular. 
  Hay muchas personas, muchos grupos. Grandes, medianos, chicos. ¿Pero alguna vez sentiste estar en el medio, y sentir que nada era real?
  Yo ya me tengo que ir, pero la cosa sigue. Afuera me voy a mojar y voy a esperar el colectivo, y mi amiga me va a interrogar, preguntando qué me pasa y por qué no quiero contarle nada. 
  De frente está la persona que me gusta, ni con eso puedo sonreír. No sé bien qué me pasa y no quiero averiguarlo. No quiero estar bien hoy, mañana qué sé yo. 
  Muevo la muñeca y la pulsera hace ruido. Me duele la espalda de tanto estar parada. Las uñas se me despintaron y el pelo se desordenó. Seguramente el rubor haya desaparecido y al ojo pintado con delineador se le haya salido un poco el color. 
  Estoy en la parada, no cae ni una gota. Mi amiga me hace preguntas a las que ni siquiera yo les tengo una respuesta. Rodeo con mi brazo izquierdo el tubo verde de la parada, y observo hacia adelante. Se mantiene al lado mío, se da cuenta sola de que necesito estar en silencio. Pasan como tres minutos así, me alivio un poco. 
  El colectivo no viene, hace frío. Hoy no me abrigué porque pensé que iba a hacer calor. 
  Ya son 15 y contando los minutos que no pasan y el colectivo que no viene. De la mano de en frente pasan dos seguidos, intento entender que se demoró el que debería estar llegando, porque uno de esos que pasaron se adelantó. Pero me enojo igual. Quiero llegar a mi casa y no sé qué quiero hacer, porque no tengo ganas de nada.
  Pasan dos autos a la par, uno bordó y otro verde perlado. No sé qué tienen de especial pero me detengo a observarlos mientras pasan por al lado mío.
  A mi izquierda está un chico que me cae mal, eso me da más mal humor. Llega el colectivo, me siento. Con mi amiga no hablamos nada porque estoy lo suficientemente ocupada mirando por la ventana y escribiendo. Recuesta la cabeza sobre sus manos en el asiento que sigue. Me dan ganas de llorar, pero me mantengo neutra. Se baja y espero una cuadra más para hacerlo yo.
  Camino casi una cuadra y veo a mi mamá llegar, las manos en el bolsillo y la ropa totalmente descombinada. Me abraza fuerte, la agarro como si todo mi día dependiese de ese encuentro y mi humor mejora drásticamente. Caminamos y le hablo como si nunca hubiese estado callada, como si nunca hubiera tenido tantos malos pensamientos en mi cabeza. 
  Cocino algo para merendar y hablo con mi hermana. Escucha música que a mí no me gusta, pero hablamos lo más bien. 
  Ahora estoy bien, a veces pienso que odio la rutina, pero amo la mía. Y si no la tengo me desestabilizo completamente.
Share
Tweet
Pin
Share
No comentarios
  No sé qué tenés, pero lo tenés. Te me hacés especial, te me hacés magia. No sé qué parte de vos me atrae, pero me encanta. No sé qué me gusta más de vos, porque no encuentro ni una sola imperfección. Te me hacés brillo, te me hacés calma. Parecés ser justo lo que me hacía falta.
  Te me hacés vida, te me hacés soñar, parecés estar más alto de lo que yo jamás podría volar. 
Share
Tweet
Pin
Share
No comentarios
  Hoy le escribo a él, como tantas otras veces. Porque hasta el día de hoy me pregunto qué pasó, cómo fue que todo terminó.
  Me acuerdo como si hubiera sido ayer la primera vez que lo vi. Jamás me había pasado, lo miré y simplemente me quedé tildada. Nunca más pude sacármelo de la cabeza y fue como automático. Y todavía hoy me pregunto qué me pasó, cómo fue que me enamoré tan fácil. 
  Nunca lo había visto y desde ese día no dejé de verlo nunca más. De repente lo encontraba en cada rincón de mi cabeza, cada vez me enamoraba más. Me enamoré tan de la nada, sin motivos, sin razones, no encuentro respuesta a lo que me pasó esa primera vez que lo vi. Fue como si lo conociera de toda la vida y quisiera pasar lo que me quedara con él. 
  Lo veía y me nacía del alma ser feliz, veía que sonreía y no quería dejar de mirarlo nunca. Literalmente me pasaba horas observándolo. Mil veces me habrá descubierto y siempre seguí. Qué sé yo, me tenía tan mal. 
  Él me modificó tanto, a veces no puedo ni recordar cada cosa que me hizo ser.
  Hizo que creyera en el amor, en querer a alguien. Y lo quise de la forma más pura, más inocente, prometiendo que para siempre iba a ser él. Va a ser siempre el amor más sincero que sentí por alguien y de eso no me voy a arrepentir nunca. 
  Me quedaron sus gestos, me quedó el sonido de su risa, y su forma de ser. No me lo olvidé nunca, es como si se hubiera impregnado en eso que soy ahora. Me quedé con sus detalles y con sus manías. 
  Me quedé con cada vez que me hizo sonreír y con las sonrisas más sinceras que regalé en toda mi vida, siempre fueron suyas. Me quedé con lo bueno, no con lo malo.
  No me quedé con su forma de mentir, con su egoísmo ni con su falsedad.
  Me dejó su marca de agua, la de nunca más poder querer igual. Me dejó mis lágrimas más sentidas, mi desamor más lastimado. Me dejó las ganas de no querer a nadie más. Y para mí no hay nada más triste que eso.
  Me dejó su vuelta repetida, su recuerdo irreemplazable, su personalidad inconfundible. 
  Le dejé mi amor más sincero y mis más profundas ganas de querer. Le di lo mejor de mí y arreglé lo peor que yo tenía, mejoré por él y jamás lo supo. Y esa es una de las razones por las que hoy lo veo y le sigo agradeciendo. 
  Me arregló partes que no sabía que estaban rotas. Me abrió la mente completamente, me hizo ser mejor. Me hizo sonreír cuando no quería y me hizo replantearme todo lo que hacía de mi vida. 
  Me hizo darme cuenta de las cosas que tenía mal, de las tristezas sin motivo, de lo mucho que lo quería. 
  Y le dejé mis sentimientos más lindos, los más primeros, los más inolvidables. Las primeras ilusiones, los primeros llantos, el primer amor.
  Le atribuí mis mejores tiempos, la razón de mis mejores años, la razón de mi alegría. Lo hice protagonista de mis mejores historias y de mis más grandes sonrisas. 
  Por Dios, lo quise como no sabía que se podía querer. Y le di lo que no existía ni sabía que tenía. 
  Y lamento que se haya estropeado todo ese amor, juro que fue de las cosas que más me dolieron en el mundo. 
  Es tan simple como decir que quise a ciegas, y creo que no hay mejor definición que esa. Quise una mentira, me enamoré de algo inexistente y sin embargo lo proclamé real sin dudarlo. 
  
Share
Tweet
Pin
Share
No comentarios
  Conozco a alguien que te quiere, bastante; me lo dice todo el tiempo. Y sé que debería sentirme feliz de que le esté yendo bien, porque trata y porque le sale. 
  Pero yo también te quiero. Y no puedo decirle que me entristece saber que siente las mismas cosas que yo siento por vos, y me enoja la razón notar que te mira tanto como yo te miro cuando te veo pasar. 
  Porque te quiere, y bien lo noto, pero no soporto que me lo confiese cada día; me dan celos cada vez que te hace un cumplido tonto, cada vez que se sonroja cuando te sonríe. 
  Pero no puedo decir nada; porque no me sale, porque no quiero que lo sepa. Y no voy a dar un paso al costado yo, porque yo te quiero de verdad, y para mí no hay nadie más. 
  Me dice que cada día te quiere más, yo me enojo porque eso también me sucede a mí. Y, aunque sé que queremos distinto, no podemos alejar lo que bien sabemos nos hace creer una vez más. 
  
Share
Tweet
Pin
Share
No comentarios
Newer Posts
Older Posts

About me

About Me

Aenean sollicitudin, lorem quis bibendum auctor, nisi elit conseat ipsum, nec sagittis sem nibh id elit. Duis sed odio sit amei.

Follow Us

  • facebook
  • twitter
  • instagram
  • Google+
  • pinterest
  • youtube

recent posts

Sponsor

Facebook

Blog Archive

  • enero 2023 (1)
  • agosto 2022 (1)
  • julio 2022 (1)
  • abril 2022 (1)
  • marzo 2022 (1)
  • agosto 2021 (1)
  • mayo 2021 (1)
  • abril 2021 (1)
  • febrero 2021 (1)
  • enero 2021 (2)
  • diciembre 2020 (2)
  • octubre 2020 (1)
  • septiembre 2020 (1)
  • agosto 2020 (2)
  • julio 2020 (1)
  • mayo 2020 (2)
  • febrero 2020 (1)
  • enero 2020 (1)
  • diciembre 2019 (2)
  • octubre 2019 (2)
  • septiembre 2019 (2)
  • agosto 2019 (1)
  • julio 2019 (1)
  • mayo 2019 (1)
  • abril 2019 (2)
  • febrero 2019 (2)
  • enero 2019 (2)
  • diciembre 2018 (3)
  • noviembre 2018 (4)
  • octubre 2018 (5)
  • septiembre 2018 (5)
  • agosto 2018 (8)
  • julio 2018 (8)
  • junio 2018 (8)
  • mayo 2018 (7)
  • abril 2018 (7)
  • marzo 2018 (5)
  • febrero 2018 (4)
  • enero 2018 (2)
  • diciembre 2017 (4)
  • noviembre 2017 (3)
  • octubre 2017 (8)
  • septiembre 2017 (7)
  • agosto 2017 (5)
  • julio 2017 (2)
  • junio 2017 (2)
  • mayo 2017 (2)
  • abril 2017 (1)
  • marzo 2017 (1)
  • febrero 2017 (4)
  • enero 2017 (2)
  • diciembre 2016 (6)
  • noviembre 2016 (9)
  • octubre 2016 (6)
  • septiembre 2016 (11)
  • agosto 2016 (6)
  • julio 2016 (10)
  • junio 2016 (4)
  • mayo 2016 (4)
  • abril 2016 (10)
  • marzo 2016 (4)
  • febrero 2016 (3)

Created with by ThemeXpose | Distributed by Blogger Templates