Esto podrÃa ser simplemente una historia más en algún momento, realmente sueño con algún dÃa poder darle un final, no importa cómo sea. Mientras tanto, sólo puedo seguir escribiéndola para poder recordar.
Nunca pensé estar tan encerrada y por tanto tiempo. Y a veces me pregunto si acaso no estuve encerrada toda mi vida. Vi cómo se terminaba, bien delante mÃo, y pensé que al final de eso tenÃa que tratarse absolutamente todo: de terminar. Cuando te miré, entendà que volvà a empezar. Pero lo hice ser imposible, porque sentÃa que no tenÃa nada con qué volver a ser. SabÃa que no querÃa nada de esto otra vez, pero cada vez que te miraba, me sentÃa entera. Y por muchÃsimo tiempo asà me sentÃ. Y de esa manera, entendà que quizás no todo estaba destinado a terminarse. Por ahà vos, de alguna manera, venÃas a decirme que, finalmente, esto era para siempre. Y me costó creerlo porque todo estaba destinado a desaparecer, pero esa vez parecÃa ser diferente. Entonces, de repente y de a poquito, las cosas parecÃan tener un nuevo sentido, un significado. Finalmente, las cosas parecÃan salir bien. Confié ciegamente en que por fin algo estaba a mi favor, en que no tenÃa que pensar en ningún futuro aterrador, porque vos te ibas a quedar sin importar qué pasara. Y sin embargo me cansé de pensar en un futuro donde te fueras. Porque lo habÃa vivido toda mi vida, te querÃa, pero sabÃa que nada de esto podÃa durar. Porque lo que quiero, nunca prevalece. Y, mientras pude, te quise sin pensarlo tanto. Aunque lo haya pensado cada dÃa de mi vida.
Confié en que ése nuevo comienzo parecÃa ser definitivo y duradero, para finalmente, darme cuenta de que tenÃa que amigarme con la idea de que quizás sea testigo de muchÃsimas despedidas más. Entonces el dolor se quedaba sólo acá, porque no tenÃa lugar hacia el cual salir. Realmente creà en que podÃa ser capaz de hacer que lo que fuera, se quedara. Pero otra vez no pude: todo estaba destinado a desaparecer. La diferencia de éste fin con los demás, es que nunca dolió de esta manera. Nunca habÃa dudado tanto en cómo avanzar, qué hacer, para poder salir de todo eso. Y ahà es donde sigo hasta el dÃa de hoy, desconociéndome hasta el punto de ni siquiera saber quién soy si me hacés falta. Pienso en que quizás la culpa sea mÃa por pensar en que esta vez, todo iba a estar bien; por confiar, por primera vez, en mÃ. Y por haberte depositado más o menos todas mis expectativas y esperanzas.
Y, volviéndolo a decir: ningún final dolió tanto como este. Me desconozco mientras lo sufro, pero también cada vez que me entregué a vos porque confié plenamente. Y me desconozco, porque dejé de ser yo en cuanto vi que podÃa ser con vos. Entonces, cuando te fuiste, me dejaste sin saber acerca de mÃ. Cuando intento comparar finales, ninguno parece tan importante, ni recuerdo si realmente los sentÃ. Desde este final, a veces no puedo respirar. Y a veces no puedo recordarme. Creo que también duele un poco eso, no poder ser capaz de verme entre tanto revuelo.
Y, volviéndolo a decir: cada final se quedó sólo en mÃ, eran sólo mÃos. Y, a este, lo quiero totalmente libre: que se vuelque donde haga falta, que vaya hacia donde no deberÃa, y que sea. Jamás podrÃa guardar tanto dolor dentro de mÃ. Jamás podrÃa volver a lastimarme tanto. Y, como pensé anteriormente, este es diferente a los anteriores. Porque me hace pensar, aún siendo final, que siempre habrá un empezar, aunque se termine.
Nunca pensé estar tan encerrada y por tanto tiempo. Y a veces me pregunto si acaso no estuve encerrada toda mi vida. Vi cómo se terminaba, bien delante mÃo, y pensé que al final de eso tenÃa que tratarse absolutamente todo: de terminar. Cuando te miré, entendà que volvà a empezar. Pero lo hice ser imposible, porque sentÃa que no tenÃa nada con qué volver a ser. SabÃa que no querÃa nada de esto otra vez, pero cada vez que te miraba, me sentÃa entera. Y por muchÃsimo tiempo asà me sentÃ. Y de esa manera, entendà que quizás no todo estaba destinado a terminarse. Por ahà vos, de alguna manera, venÃas a decirme que, finalmente, esto era para siempre. Y me costó creerlo porque todo estaba destinado a desaparecer, pero esa vez parecÃa ser diferente. Entonces, de repente y de a poquito, las cosas parecÃan tener un nuevo sentido, un significado. Finalmente, las cosas parecÃan salir bien. Confié ciegamente en que por fin algo estaba a mi favor, en que no tenÃa que pensar en ningún futuro aterrador, porque vos te ibas a quedar sin importar qué pasara. Y sin embargo me cansé de pensar en un futuro donde te fueras. Porque lo habÃa vivido toda mi vida, te querÃa, pero sabÃa que nada de esto podÃa durar. Porque lo que quiero, nunca prevalece. Y, mientras pude, te quise sin pensarlo tanto. Aunque lo haya pensado cada dÃa de mi vida.
Confié en que ése nuevo comienzo parecÃa ser definitivo y duradero, para finalmente, darme cuenta de que tenÃa que amigarme con la idea de que quizás sea testigo de muchÃsimas despedidas más. Entonces el dolor se quedaba sólo acá, porque no tenÃa lugar hacia el cual salir. Realmente creà en que podÃa ser capaz de hacer que lo que fuera, se quedara. Pero otra vez no pude: todo estaba destinado a desaparecer. La diferencia de éste fin con los demás, es que nunca dolió de esta manera. Nunca habÃa dudado tanto en cómo avanzar, qué hacer, para poder salir de todo eso. Y ahà es donde sigo hasta el dÃa de hoy, desconociéndome hasta el punto de ni siquiera saber quién soy si me hacés falta. Pienso en que quizás la culpa sea mÃa por pensar en que esta vez, todo iba a estar bien; por confiar, por primera vez, en mÃ. Y por haberte depositado más o menos todas mis expectativas y esperanzas.
Y, volviéndolo a decir: ningún final dolió tanto como este. Me desconozco mientras lo sufro, pero también cada vez que me entregué a vos porque confié plenamente. Y me desconozco, porque dejé de ser yo en cuanto vi que podÃa ser con vos. Entonces, cuando te fuiste, me dejaste sin saber acerca de mÃ. Cuando intento comparar finales, ninguno parece tan importante, ni recuerdo si realmente los sentÃ. Desde este final, a veces no puedo respirar. Y a veces no puedo recordarme. Creo que también duele un poco eso, no poder ser capaz de verme entre tanto revuelo.
Y, volviéndolo a decir: cada final se quedó sólo en mÃ, eran sólo mÃos. Y, a este, lo quiero totalmente libre: que se vuelque donde haga falta, que vaya hacia donde no deberÃa, y que sea. Jamás podrÃa guardar tanto dolor dentro de mÃ. Jamás podrÃa volver a lastimarme tanto. Y, como pensé anteriormente, este es diferente a los anteriores. Porque me hace pensar, aún siendo final, que siempre habrá un empezar, aunque se termine.