by - enero 13, 2021

   En mi mente no cabía la idea ni la posibilidad de que saliera mal. Porque como crecí siempre creyendo que los sentimientos lo podían todo, no entendía por qué quererte tanto no daba buenos resultados. ¿Por qué vos no me podías querer de la misma manera? Me preguntaba. Y me pregunto. 

  En mi cabeza aún no cabe la posibilidad de que no me quieras. Y aún no acepto que querés a otra persona. Me produce hacerme millones de preguntas que siempre terminan en lo mismo: no me querés. Pero me querías, ¿no?, y si era así ¿por qué no podías arriesgarte por mí?, ¿quererte de esta manera no era suficiente?, jamás dudé de lo que sentías ¿vos no podías aceptar que tanto te quería? 

  En mi mente hoy sí cabe la posibilidad de que estés queriendo a otra persona. Porque es lo que hacés, porque jamás podría ir en contra de tus sentimientos. No pude lograr que te arriesgaras pero sí que lo hicieras con alguien más. Hoy sé que no elegiste a nadie, que no es que fuera menos, o poco, o insuficiente. No tenías nada que elegir, porque querer no se elige. Sí duele, y muchísimo, ver que con otra persona sí lo que conmigo nunca pudiste. Pero, como amiga, no podría estar en contra de tu felicidad. Porque querer no se elige, aunque no hayas podido elegirme a mí.

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